miércoles, 5 de mayo de 2010

hoy huele a lilas

Con cuanta facilidad encuentro la felicidad.
De paseo por esta ciudad, de momento olía a lilas, me traían recuerdos de una casa que tuve alguna vez en mi vida, pegado a la ventana que daba al salón habia un lilero que siempre me regalaba su perfume, era habitual que en la primavera cortara unas lilas y las pusiera en jarrones para que mi casa se impregnara de su olor y su color, color de lilas.
Cuando las circunstancias me obligaron a vender aquella casa, ubicada en el campo, me resigné a abandonar ciertas cosas que me hacían felice.
Sin embargo, hoy, en una ciudad que mira al mar y que es mi refugio, vuelvo a saborear estos maravillosos olores, a lilas.....
Además alguien quiso compartir conmigo un insignificante rato de tertulia, donde solo quería hablar de su vida propia y yo tuve el tiempo suficiente para escucharlo.
Esto es la felicidad, el camino hacia ella, suficiente, suficiente.